Enfoque basado en el respeto mutuo, donde se establecen relaciones horizontales entre adultos y niños, caracterizadas por la escucha, la comprensión y los límites constantes y establecidos con cariño. La amabilidad y la firmeza deben estar siempre presentes y de la mano, validando emociones y velando por el bienestar del niño en todos los ámbitos. 

Este enfoque es un balance entre el autoritarismo y la permisividad. La crianza respetuosa promueve la colaboración y el entendimiento mutuo. En lugar de imponer reglas estrictas o ceder ante las demandas, se busca equilibrar las necesidades y sentimientos de ambos, padres e hijos.

Los niños criados con respeto tienden a contar con habilidades mucho más fortalecidas para enfrentar un mundo cambiante. Desarrollan una mayor autoestima, son capaces de construir vínculos sociales más fuertes y cuentan con una mayor capacidad para resolver conflictos. También suelen ser más resilientes y tener una mejor relación con sus padres.

Modificando los principios que guían tus decisiones como padre. Es necesario encontrar un motivo para generar un cambio al momento de enfrentar retos del día a día. Comienza escuchando activamente a tu niño, validando sus emociones y estableciendo límites claros pero conversables. Practica con tu niño el foco en soluciones y la reparación, evitando acciones punitivas.

Evita el uso de amenazas, castigos o recompensas como consecuencias de sus acciones. Escucha y luego valida los motivos de tu niño para no seguir el límite, pero luego recuérdale por qué esto es importante para él y mantente firme en tu posición. Buscar mantener la calma y la consistencia, sin recurrir al regaño o por el contrario llegar a ceder.

Reconocer que nuestros niños necesitan vivir momentos desafiantes, de frustración y de caídas, nos permite contar con una mirada distinta, que nos llena de fortaleza y calma para asumir cualquier experiencia. Cambia la forma en cómo defines los errores, tanto los tuyos como los de tu niño, asume estos momentos como oportunidades de aprendizaje y enfócate en lo que mañana se puede hacer mejor. Busca apoyo cuando lo necesites y recuerda que el autocuidado es crucial para mantener la paciencia y la empatía en la crianza.

Sí, ya que más que herramientas puntuales, se busca generar principios para la interacción caracterizada por el respeto. Cada niño es único, y este enfoque de crianza se adapta a las necesidades individuales de cada uno, respetando su personalidad, ritmo y etapa de desarrollo.

Reconoce y valida lo que tu niño sintió, pero luego asegúrate de establecer un límite claro si es necesario. Manteniendo la calma y el respeto, se busca que el niño, después de ser escuchado, reconozca su error y construya ideas para la solución. La clave es abordar los conflictos con una actitud de colaboración y comprensión.